LA
EVALUACIÓN EN EDUCACIÓN FÍSICA
El
tema de la evaluación de la Educación Física y el Deporte preocupa más que
ocupa. A los padres, a los alumnos, a los profesores, a los entrenadores, a los
técnicos deportivos, a todos, llega a preocupar en algún momento según las
circunstancias que obliguen a echar mano de los resultados de la evaluación, de
acuerdo a intereses y expectativas propias. Pero la evaluación, como proceso
sobre el que descansa gran parte del funcionamiento de cualquier sistema de
formación, instrucción o adiestramiento, ocupa realmente poco, salvo a aquellos
que están directamente ligados a actividades específicas de valoración y
control, sean en el dominio de la educación física o del entrenamiento. La
preocupación por el tema se manifiesta en ocasiones puntuales, cuando se precisa
una acción de verificación inmediata. Suelen ser habituales, entonces,
prácticas sueltas, desvinculadas, aisladas independientes, sin apenas conexión
con el contexto. Sorprende que la evaluación de la educación física y el
deporte carezca de un desarrollo teórico fundamentado y no esté enmarcada o
referida a una teoría que le dé sentido global.
El
concepto evaluación ha ido recubriendo diferentes nociones a medida que han ido
evolucionando los diferentes modelos educativos, por eso, este término recubre
significaciones distintas en función de la noción que se le asigne. Así, es
habitual utilizar este vocablo dándole acepciones si no opuestas, sí
diferentes. Conocer la evolución de este concepto y su significado en
diferentes ámbitos nos parece importante y necesario, sobre todo si queremos
tener una idea de conjunto y poder situamos, posteriormente, frente a sus
perspectivas de futuro. En sentido vulgar, la evaluación se vincula
tradicionalmente al mundo educativo y al ámbito escolar. Ciertamente ha sido
ahí donde ha adquirido mayor relevancia y se ha analizado con más intensidad.
Pero, en sentido riguroso, la evaluación es algo que afecta a cualquier proceso
sistemático e intencional. De ahí que paulatinamente, en su acepción de
regulación y optimización, la evaluación va teniendo presencia en cualquier
acción programada, sea en el sector social, empresarial, organizativo, etc. En
el ámbito escolar la evaluación se ha asociado tradicionalmente a la
calificación sancionadora y a la atribución de una "nota". Así
entendida reviste una carga dramática que, desde un tiempo a esta parte, ha
sido muy contestada. Actualmente, la idea acerca de evaluación ha cambiado y ha
adquirido un significado sustancialmente diferente proyectado fuera del marco
educativo. La evaluación es concebida, en la actualidad, como la reflexión
crítica sobre los componentes y los intercambios en cualquier proceso, con el
fin de determinar cuáles están siendo o han sido sus resultados y poder tomar
las decisiones más adecuadas para la consecución positiva de los objetivos
perseguidos. 0, si se prefiere, la actividad que, en función de unos criterios,
trata de obtener una determinada información de un sistema en su conjunto o de
uno o de varios de los elementos que lo componen, siendo su finalidad la de
poder formular un juicio y tomar las decisiones pertinentes y más adecuadas
respecto a aquello que ha sido evaluado.
Si
bien, la evaluación tiene en su sentido más general una intencionalidad de
valoración y reajuste, recubre objetivos mucho más precisos y diferenciados
cuando la situamos en áreas más específicas. En el terreno de la actividad
física se distinguen y aceptan comúnmente tres áreas claramente diferenciadas:
el mundo del entrenamiento deportivo, vinculado a la competición y al rendimiento;
el mundo de la práctica deportiva recreativa (deporte para todos) con una
búsqueda de la salud bienestar y calidad de vida; el mundo de la enseñanza
(Educación Física Escolar) con vistas a la consecución de valores educativos y
pedagógicos. Es necesario saber distinguir cuáles son las preocupaciones que
cada uno de estos ámbitos generan y cómo se debe enfocar la evaluación para dar
respuesta y colaborar eficazmente a su desarrollo.
El
concepto evaluación es amplio y extenso, y que no se limita exclusivamente al
ámbito escolar, sino que penetra en todos aquellos procesos sistemáticos e
intencionales. No obstante, es en el terreno educativo donde la evaluación
posee un mayor arraigo y donde más aplicaciones y consecuencias ha tenido. Si
entendemos la finalidad de la evaluación como una ayuda o mejora del proceso de
enseñanza, lo primero que será preciso especificar es en qué aspectos concretos
nos va a ser útil. Es decir, para qué evaluar.
El
diseño curricular abierto y flexible que propone la Reforma de la enseñanza
requiere una evaluación ajustada a las bases teóricas en las que se fundamenta.
Frente al modelo actual, tecnicista y eficientista, que valora fundamentalmente
los logros conseguidos, se propone un modelo que prima o restituye el valor del
proceso y el desarrollo producido en el alumno. Ante una evaluación
diferenciadora y jerarquizadora se propugna una evaluación individualizada y
personalizada. Varios son los aspectos sobre los que se opera un cambio
sustancial en la forma de entender la evaluación.
La
evaluación del proceso didáctico es un enfoque relativamente reciente que ha
tenido mucho eco durante los últimos años. Anteriormente, se evaluaba casi
exclusivamente la enseñanza a partir de los resultados obtenidos por los
alumnos. Existen actualmente numerosos estudios de análisis de la enseñanza que
nos ayudan de forma sustancial a determinar criterios didácticos para optimizar
esta fase de la acción docente. En nuestra materia, la Educación Física, la
consecuencia de la evaluación del proceso tiene unas peculiaridades que la
distinguen del resto de asignaturas. En primer lugar, el carácter lúdico de la
actividad físico deportiva, hace que los objetivos que nos propongamos sean, en
una gran medida, de satisfacción personal y no de búsqueda de aprendizajes
utilitarios con vistas a un futuro profesional, como suele suceder en otras
asignaturas. Es frecuente encontrar profesores obsesionados en la consecución
de sus objetivos a corto plazo, olvidando la meta de nuestra materia, es decir,
generar actitudes positivas y duraderas hacia la práctica físico deportiva.
Cada
vez con mayor interés y preocupación, la evaluación irá constituyendo un
espacio de investigación y estudio en cada uno de los ámbitos de la actividad
físico-deportiva. Donde anteriormente la evaluación no era sino un elemento
complementario, está constituyendo ya el elemento clave para favorecer el
progreso. El deporte, el fitness-salud, o cualquier actividad físico-deportiva
requieren en algún momento de una acción evaluadora. En cada campo recubre unas
acciones específicas y diferenciadoras. Supone un enfoque diferente y novedoso,
dando un atractivo original a las finalidades de la evaluación en cada terreno.
En la Educación Física escolar, en consonancia con la Reforma educativa, va a
suponer un replanteamiento de viejos esquemas, caracterizados por la sanción y
la calificación, para dar paso a una acción integrada y optimizante.
Referencias
Martín, J. J. B., Aguado, R. M., García, J. G., Pastor, E. M. L., Pinela,
J. F. M., Badiola, J. G., ... & Martín, M. I. (2006). La Evaluación en
Educación Física: revisión de modelos tradicionales y planteamiento de una
alternativa: la evaluación formativa y compartida. Retos: nuevas
tendencias en educación física, deporte y recreación, (10), 31-41.
Sánchez, D. B. (1993). Perspectivas de la
evaluación en educación física y deporte. Apunts: Educación física y
deportes, (31), 5-16.
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